El Palacio Salvo, símbolo encantado de Montevideo

Si hablamos de edificios simbólicos en Montevideo, lo primero que se nos viene a la cabeza es la espectacular figura del Palacio Salvo, un imponente edificio de 95 metros y 27 plantas, que durante un tiempo fue el más alto de Sudamérica, hasta que en 1935 fue destronado por el Kavanagh de Buenos Aires. Actualmente, el Palacio Salvo es el segundo edificio más alto de la ciudad de Montevideo, solo superado por la torre de comunicaciones de Antel.

El edificio fue diseñado por el arquitecto italiano Mario Pallanti, a petición de los hermanos Salvo, una de las familias más pudientes de la ciudad. Su inauguración tuvo lugar en 1928, y la majestuosidad del edificio sorprendió a todo el que lo admiraba en aquella época, tanto por su altura como por la gran cantidad de símbolos y estatuas extrañas que había en su fachada. No son pocos los que han sugerido que tras la construcción de este Palacio Salvo están los masones, ya que en algunos lugares del edificio se pueden identificar símbolos relacionados con estas logias.

Pero la historia oculta del Palacio Salvo va mucho más allá, puesto que se dice que en su interior habita un fantasma. Y como todos los fantasmas, éste también tiene una historia truculenta de fondo. Resulta que de los tres hermanos Salvo, uno de ellos ni siquiera pudo ver terminado el edificio, puesto que murió poco antes de su finalización. Otro, José Salvo, murió tras ser atropellado por un coche en un accidente orquestado supuestamente por su yerno, un joven humilde, que quería quedarse con su fortuna. Los vecinos dicen que posiblemente sea José el fantasma que vaga por el edificio.

Aunque muchos aseguran que José sería el fantasma, el espectro es conocido popularmente como Don Pedro. Esta familiaridad puede extrañar viniendo de una aparición espectral, pero si en algo coinciden los testigos del fantasma es en asegurar que es bueno, y trae buena suerte. Se dice que ha salvado a más de una persona de ser atracada, e incluso ayudó a una niña que iba a caerse por las escaleras. El fantasma de Don Pedro se presenta como un hombre muy elegante y educado, que como decimos, ayuda a la gente. Es por eso que la gente no teme andar por el Palacio Salvo, ya que de encontrarlo, saben que no será para mal.

También hay que tener en cuenta en la leyenda oculta del Palacio Salvo el pasaje que une la calle Andes con la Plaza de la Independencia, un lugar muy especial en el que muchos dicen sentir presencias extrañas. De hecho, hay una cruz de azulejos en el pavimento, a modo de altar improvisado, en el que muchos dicen sentir como se cargan de energía. Se cuenta que un turista alemán lleva años yendo a ese sitio, dos o tres veces por año, para recargarse de esa supuesta energía.

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